Saltó de casa…

Saltó de casa…

Saltó de casa…

Saltó de casa por la veintena
para llenarse de luna llena,
sediento de novedad.

Y persiguiendo los sueños
que le quitaban el sueño
no hizo más que tropezar.

El tiempo, todo locura,
todo exceso y desmesura,
lo colocó en su lugar.

Se le hizo la dicha un lío,
la suerte ya estaba echada.
Mientras tanto, la desdicha
le esperaba levantada.

El tiempo que apremia, premia
al que usa cartas marcadas,
el que se deja la vida
solo se marca en el alma.

El destino no está escrito
pero se lo dijo a gritos
sin querer disimular.

Son risas y no sonrisas,
cuando traicionan no avisan
la fortuna ni el azar.

Cayó por su propio beso,
Tuvo que fruncir el sueño
que no supo interpretar.

Mujer herida
Siempre todo parece nada