
06 Aug Pentagramo
Quiso grabar un sencillo
y dejar de ser solista
acompañando al tresillo
a la virtuosa artista
que le excita y le provoca,
que le entona y que le toca.
Ella va dando la nota,
él va dando que pensar.
No existe la más remota
manera de interpretar
la música y los montajes
de este dúo de personajes.
Creían que semicorchea
era un apellido vasco
y que siempre se puntea
poniendo cara de asco.
Van buscando su trofeo
en templos del postureo.
Se pensaron que la clave
es la contraseña para
el wi-fi que hay en la nave
donde, aunque se ensayara,
se escuchaban más gemidos
que acordes y sostenidos.
Cinco rayas son muy pocas
y se dividen muy mal
en dos napias y dos bocas
con anhelo musical.
Si el pentagrama no llega,
pon cinco gramos, colega.
En su limitada obra
copiaban y le agregaban
mil sostenidos de sobra
pensando que así lograban
hacer las notas virales
en varias redes sociales.
Imágenes tomadas de “Miyamoto, Reel B” (Prelinger Archives, Internet Archive). Uso no comercial con fines culturales y educativos. Fuente: Prelinger Archives